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#3 Diario de una ruptura o de aprender a perdonar a tu ex

Si tuviera que mencionar uno de los sentimientos más recurrentes que tuve las semanas siguientes a mis rupturas, es el mismo: enojo. Me enojaba sentir que había dado lo mejor de mí, que había perdonado y sido siempre compasiva por una persona que parecía haber dado absolutamente lo peor de ella misma. Lo irónico era eso: cuanto mejor me portaba yo con ellos, peor parecían portarse ellos conmigo. Me enojaba darme cuenta que sentía mucho amor y cariño por una mala persona; que todos los sentimientos lindos de los primeros meses habían sido un engaño.

Mentiras, manipulaciones, actitudes egoístas, que se aprovecharan de mi bondad, que hablaran mal de mí a mis espaldas: darme cuenta de que no me veían como a una compañera y amiga, sino solo como a la minita con la que estaban. Todo esto pasaba por mi cabeza después de las rupturas, con intervalos de profunda culpa donde sentía que quizás yo no había dado lo mejor de mí y podríamos funcionar si yo cediera aun más de lo que ya lo había hecho. 

Sin embargo, un día me di cuenta de algo: antes de que comenzaran a tratarme mal, yo ya dudaba de la relación. Siempre el patrón se repetía: estaba con alguien que realmente no me terminaba de convencer, pero pensaba que si los dos dábamos lo mejor de nosotros entonces tarde o temprano me terminaría de convencer. Y cuanto peor comenzaba a tratarme el otro, más me convencía de que no funcionábamos únicamente porque el otro no era capaz de apostar a la pareja y esforzarse por estar bien.

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Pero ya me di cuenta de lo equivocada que estaba. Echarle toda la culpa al otro es muy fácil: si él hubiese sido perfecto, entonces hubiésemos funcionado. Difícil era darme cuenta que el amor nunca significa eso. Amar a alguien significa entender que el otro es así y quererlo igual, con sus más y sus menos. Eso no significa amar sus defectos, sino encontrar sus defectos tolerables. Amar significa encontrar a una persona con la que sientas que fuiste muy afortunada de encontrarla.  Y yo nunca me sentía afortunada de estar con mis ex parejas.

Entendí que quizás mis ex parejas percibían eso, aunque sea de forma inconsciente. El otro puede sentir que realmente no funcionan, aunque él mismo no lo piense. Por eso hace cosas malas... porque no siente que funcione realmente, no te valora lo suficiente como para cuidar el vínculo entre ustedes porque en el fondo sabe que "perderte" no es tan malo

Y otro punto importante: ¿qué tanto podemos querer a una persona que no se quiere a sí misma y se arrastra por personas que no la cuidan ni valoran? Una persona que se arrastra por nosotros realmente no nos ama, simplemente no se atreve a estar sola ni valorarse como para estar bien acompañada.

Para mí, el verdadero perdón viene cuando entendés que nunca hubiese funcionado. Que nunca hubieses sido genuinamente feliz con ellos. Que la verdadera felicidad viene cuando estás con alguien que te trata bien y te valora, y a la que vos tratás bien y valoras. El valorar a alguien es algo que simplemente se siente y no se debe forzar. Y no es algo personal: no sos feo, ni aburrido, ni no-querible. Encontrar a alguien con quien realmente encajes es algo difícil, y normalmente se encuentra después de muchos intentos fallidos. Y también un poco de suerte.


#3 Diario de una ruptura o de aprender a perdonar a tu ex

#2 Diario de una ruptura o de mi introspección

Me siento muy mal... en realidad, no tan mal, pero muy triste. No me siento desesperada, ni realmente me apena haber terminado la relación... sino que me siento muy triste. 

Sé que todos solemos pensar que, después de un fracaso amoroso, probablemente nunca volvamos a poder formar una pareja. Y también sé que es mentira, y todos tarde o temprano encontramos a alguien más. Pero me siento triste porque siento que cuenta mucho complacerme

Es decir, con que la gente sea buena persona y me caiga bien ya demuestro que es suficiente y doy mucho cariño. Pero, en el fondo, no es suficiente

Me gustaría poder rodearme de personas que coincidan con mis gustos musicales y literarios, mis inclinaciones políticas (esto es: ninguna por completo), mi sentido del humor. Nunca sucede. 

Hace poco me di cuenta de que todos mis amigos piensan más o menos lo mismo sobre la política. Todos son medios fanáticos con las propuestas progres en general, o ideas populares. En ese sentido, me siento muy sola. No porque yo me distancie tanto realmente, sino porque en esos ámbitos alejarte un poquito ya pareciera que es posicionarte en el campo contrario

Me da pena porque son buenas personas que me caen muy bien, pero me siento sola a veces cuando estoy con ellos.

Con mis parejas, en ese sentido, no hubo tanta distancia realmente. Supongo que con ellos logro abrirme y opinar sin miedo. Y quizás logro conectarme en varios puntos, pero el amor no está ahí

Quiero decir, no sé lo que es el amor ni si realmente pude amar o no a mis parejas, pero por lo que escuché de gente que genuinamente se ama, simplemente te das cuenta. 

Así que, supongo, nunca amé. Me duele pensarlo así porque en mi corazón siento que amo mucho, que los amé mucho y realmente intenté que funcionara. Es extraño igual, pensar que hay que "intentar" que funcione. Me gustaría poder relacionarme desde el amor y la comodidad, sin tener que intentar nada, dejando que todo surja como tiene que surgir. 

Al final, después de intentarlo tanto con mis ex, terminé por ceder en todo. Ahora ya no recuerdo cuáles eran mis límites, en qué no quiero ceder, qué cosas prefiero y cuáles no... resigné tanto todo que ya ni sé qué quiero realmente. 

Es como que si lo único que quisiera es una pareja que funcione, y eso es triste porque te lleva a estar con cualquiera. Aunque, si soy honesta, por primera vez en una ruptura no estoy saliendo con nadie, y ni siquiera buscando. Obviamente sí, fantaseo o lo que sea, pero por primera vez no activo en esa búsqueda. 

Me deja tranquila saber que no voy a terminar con el primer chabón que se me cruza y más o menos me convence. Pareciera que últimamente en mi vida solamente hice eso.

Tengo muchas ganas de conectarme con mi soledad, la que dejé atrás hace cinco años desde que empecé a salir compulsivamente con hombres y a resignar todo mi tiempo, cuerpo y pensamientos a ellos. 

Pero me da mucho miedo. La soledad es muy triste y, a la vez, muy tentadora. Una vez que entras y medio te acomodas, es difícil salir. No quiero desperdiciar mis 20 y tantos años estando sola, pero al mismo tiempo estoy cansada de desperdiciar mi juventud en buscar un hombre que me quiera. 

Mi objetivo, siento, es poder dejar de pensar en amor. En amor con hombres. Dejar de depositar todos mis pensamientos, fantasías y deseos en varones. Eso hace que después ceda ante cualquiera, solo porque quiero ver si puedo sentir algo, aunque sea forzándolo. 

Quiero interesarme por otras cosas, como deportes, ciencia, videojuegos, cine, literatura... obviamente, ya me interesan, pero en el fondo nada me interesa más que amar. Eso me hace débil, distraída, ignorante, vacía. 

A nadie le interesa demasiado amar. En general, interesa sentirse deseado, sentirse atractivo, alimentar el ego, sentirse inmune al dolor. A mí me interesa amar de verdad, sin barreras, sin intenciones ocultas, sin egoísmos. Me interesa amar sin miedo, aunque al final duela mucho. Y quizás por eso estoy así.

Cuando escribo me siento menos sola. Siento que algo tiene sentido.


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#2 Diario de una ruptura o de mi introspección