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#3 Diario de una ruptura o de aprender a perdonar a tu ex

Si tuviera que mencionar uno de los sentimientos más recurrentes que tuve las semanas siguientes a mis rupturas, es el mismo: enojo. Me enojaba sentir que había dado lo mejor de mí, que había perdonado y sido siempre compasiva por una persona que parecía haber dado absolutamente lo peor de ella misma. Lo irónico era eso: cuanto mejor me portaba yo con ellos, peor parecían portarse ellos conmigo. Me enojaba darme cuenta que sentía mucho amor y cariño por una mala persona; que todos los sentimientos lindos de los primeros meses habían sido un engaño.

Mentiras, manipulaciones, actitudes egoístas, que se aprovecharan de mi bondad, que hablaran mal de mí a mis espaldas: darme cuenta de que no me veían como a una compañera y amiga, sino solo como a la minita con la que estaban. Todo esto pasaba por mi cabeza después de las rupturas, con intervalos de profunda culpa donde sentía que quizás yo no había dado lo mejor de mí y podríamos funcionar si yo cediera aun más de lo que ya lo había hecho. 

Sin embargo, un día me di cuenta de algo: antes de que comenzaran a tratarme mal, yo ya dudaba de la relación. Siempre el patrón se repetía: estaba con alguien que realmente no me terminaba de convencer, pero pensaba que si los dos dábamos lo mejor de nosotros entonces tarde o temprano me terminaría de convencer. Y cuanto peor comenzaba a tratarme el otro, más me convencía de que no funcionábamos únicamente porque el otro no era capaz de apostar a la pareja y esforzarse por estar bien.

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Pero ya me di cuenta de lo equivocada que estaba. Echarle toda la culpa al otro es muy fácil: si él hubiese sido perfecto, entonces hubiésemos funcionado. Difícil era darme cuenta que el amor nunca significa eso. Amar a alguien significa entender que el otro es así y quererlo igual, con sus más y sus menos. Eso no significa amar sus defectos, sino encontrar sus defectos tolerables. Amar significa encontrar a una persona con la que sientas que fuiste muy afortunada de encontrarla.  Y yo nunca me sentía afortunada de estar con mis ex parejas.

Entendí que quizás mis ex parejas percibían eso, aunque sea de forma inconsciente. El otro puede sentir que realmente no funcionan, aunque él mismo no lo piense. Por eso hace cosas malas... porque no siente que funcione realmente, no te valora lo suficiente como para cuidar el vínculo entre ustedes porque en el fondo sabe que "perderte" no es tan malo

Y otro punto importante: ¿qué tanto podemos querer a una persona que no se quiere a sí misma y se arrastra por personas que no la cuidan ni valoran? Una persona que se arrastra por nosotros realmente no nos ama, simplemente no se atreve a estar sola ni valorarse como para estar bien acompañada.

Para mí, el verdadero perdón viene cuando entendés que nunca hubiese funcionado. Que nunca hubieses sido genuinamente feliz con ellos. Que la verdadera felicidad viene cuando estás con alguien que te trata bien y te valora, y a la que vos tratás bien y valoras. El valorar a alguien es algo que simplemente se siente y no se debe forzar. Y no es algo personal: no sos feo, ni aburrido, ni no-querible. Encontrar a alguien con quien realmente encajes es algo difícil, y normalmente se encuentra después de muchos intentos fallidos. Y también un poco de suerte.


#3 Diario de una ruptura o de aprender a perdonar a tu ex

#2 Diario de una ruptura o de mi introspección

Me siento muy mal... en realidad, no tan mal, pero muy triste. No me siento desesperada, ni realmente me apena haber terminado la relación... sino que me siento muy triste. 

Sé que todos solemos pensar que, después de un fracaso amoroso, probablemente nunca volvamos a poder formar una pareja. Y también sé que es mentira, y todos tarde o temprano encontramos a alguien más. Pero me siento triste porque siento que cuenta mucho complacerme

Es decir, con que la gente sea buena persona y me caiga bien ya demuestro que es suficiente y doy mucho cariño. Pero, en el fondo, no es suficiente

Me gustaría poder rodearme de personas que coincidan con mis gustos musicales y literarios, mis inclinaciones políticas (esto es: ninguna por completo), mi sentido del humor. Nunca sucede. 

Hace poco me di cuenta de que todos mis amigos piensan más o menos lo mismo sobre la política. Todos son medios fanáticos con las propuestas progres en general, o ideas populares. En ese sentido, me siento muy sola. No porque yo me distancie tanto realmente, sino porque en esos ámbitos alejarte un poquito ya pareciera que es posicionarte en el campo contrario

Me da pena porque son buenas personas que me caen muy bien, pero me siento sola a veces cuando estoy con ellos.

Con mis parejas, en ese sentido, no hubo tanta distancia realmente. Supongo que con ellos logro abrirme y opinar sin miedo. Y quizás logro conectarme en varios puntos, pero el amor no está ahí

Quiero decir, no sé lo que es el amor ni si realmente pude amar o no a mis parejas, pero por lo que escuché de gente que genuinamente se ama, simplemente te das cuenta. 

Así que, supongo, nunca amé. Me duele pensarlo así porque en mi corazón siento que amo mucho, que los amé mucho y realmente intenté que funcionara. Es extraño igual, pensar que hay que "intentar" que funcione. Me gustaría poder relacionarme desde el amor y la comodidad, sin tener que intentar nada, dejando que todo surja como tiene que surgir. 

Al final, después de intentarlo tanto con mis ex, terminé por ceder en todo. Ahora ya no recuerdo cuáles eran mis límites, en qué no quiero ceder, qué cosas prefiero y cuáles no... resigné tanto todo que ya ni sé qué quiero realmente. 

Es como que si lo único que quisiera es una pareja que funcione, y eso es triste porque te lleva a estar con cualquiera. Aunque, si soy honesta, por primera vez en una ruptura no estoy saliendo con nadie, y ni siquiera buscando. Obviamente sí, fantaseo o lo que sea, pero por primera vez no activo en esa búsqueda. 

Me deja tranquila saber que no voy a terminar con el primer chabón que se me cruza y más o menos me convence. Pareciera que últimamente en mi vida solamente hice eso.

Tengo muchas ganas de conectarme con mi soledad, la que dejé atrás hace cinco años desde que empecé a salir compulsivamente con hombres y a resignar todo mi tiempo, cuerpo y pensamientos a ellos. 

Pero me da mucho miedo. La soledad es muy triste y, a la vez, muy tentadora. Una vez que entras y medio te acomodas, es difícil salir. No quiero desperdiciar mis 20 y tantos años estando sola, pero al mismo tiempo estoy cansada de desperdiciar mi juventud en buscar un hombre que me quiera. 

Mi objetivo, siento, es poder dejar de pensar en amor. En amor con hombres. Dejar de depositar todos mis pensamientos, fantasías y deseos en varones. Eso hace que después ceda ante cualquiera, solo porque quiero ver si puedo sentir algo, aunque sea forzándolo. 

Quiero interesarme por otras cosas, como deportes, ciencia, videojuegos, cine, literatura... obviamente, ya me interesan, pero en el fondo nada me interesa más que amar. Eso me hace débil, distraída, ignorante, vacía. 

A nadie le interesa demasiado amar. En general, interesa sentirse deseado, sentirse atractivo, alimentar el ego, sentirse inmune al dolor. A mí me interesa amar de verdad, sin barreras, sin intenciones ocultas, sin egoísmos. Me interesa amar sin miedo, aunque al final duela mucho. Y quizás por eso estoy así.

Cuando escribo me siento menos sola. Siento que algo tiene sentido.


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#2 Diario de una ruptura o de mi introspección

#1 Diario de una ruptura o de algo más

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Lo peor de terminar una relación es que no importa cuánto avance en un día, al otro parece que arranco de nuevo. No importa si él era lo peor del mundo, solo importa la costumbre y la rutina, saber que existe en mi vida. 

Lo que más me dolió siempre de perder a mi novio fue saber que ya no iba a estar ahí para mí. Ni ahí ni en ningún lado, porque su manera de afrontar la ruptura es odiándome o fingiendo que no existí nunca en su vida. Y yo siento que me quedé acá, esperando un plot twist: de repente, el protagonista se da cuenta de que la va a perder y corre hasta la casa de ella a pedirle disculpas. O por lo menos un whatsapp. 

Él no me pidió disculpas nunca: ni cuando estábamos en pareja ni cuando nos separamos. Me frustra. Me frustra porque no entiendo cómo alguien que ama a otra persona puede ser tan apático, egoísta y caprichoso. Pensar en eso me pone triste porque a la conclusión a la que llego siempre es que en realidad nunca me amó. Y qué sé yo... quizás yo tampoco lo amé. Lo que sé con seguridad es que intenté que nos amáramos con todas mis fuerzas

Lo único positivo de ir y volver con un ex es que tarde o temprano terminas de entender que no funcionó, no funciona y no va a funcionar nunca. Los demás lo sabían desde el principio, pero una necesita darse el palazo definitivo. 

Lo negativo es todo lo demás. Por ejemplo, que cuando terminas te quedas con la esperanza de volver más adelante. No está en tu vida, y sin embargo un poco sí: esta ahí para no dejarte avanzar del todo. Es demasiado agotador, y al mismo tiempo tan adictivo como cualquier otra sustancia tóxica. Cuando te querés dar cuenta ya pasaron cinco años desde que lo conociste. Cinco años donde te resignaste a creer que el amor eran las peleas constantes, los insultos, ninguneos, que te rebajen, que no estén para vos... que te hagan sentir insuficiente. ¿Y cómo me convenzo ahora de que sí lo soy?

Pensarme sola me da tanta angustia como emoción. Depende el día. Pero pensarme sola de verdad, digo. Quiero decir, sin pareja, sin amigos con lo que hablar todos los días, sin mi familia. Sola de verdad. Sé que puedo lograr cosas y palpar la felicidad cuando tengo buenos días, pero los malos días siempre destruyen cualquier tipo de progreso. 

Lo único positivo de los malos días era tenerlo a él, o hablar con mi mejor amiga o abrazar a mi abuela. Cuando no tenga nada no sé cómo voy a hacer. Me da miedo volver a sentirme tan mal que vuelva a pensar en dejar de vivir. Me da miedo porque yo quiero vivir para siempre, quiero ser fuerte, quiero ser feliz, quiero sentirme acompañada. Pero cuando tengo una mala racha, de verdad mala, me desconozco. O más bien, me reconozco por completo.

El tiempo se me está pasando muy rápido y me encuentro yo en el medio, dudando qué tengo que hacer, qué tengo que decir, con quién tengo que hablar para estar bien. En los momentos realmente buenos me imagino sola y bien. Me veo juntándome con mis amigos, saliendo a divertirnos, disfrutando a full mi tiempo a solas, experimentando con gente con la que nunca me hubiese imaginado experimentar nada. 

Pero cuando estoy mal, solo quiero tener un novio que me ame y que me cuide, amigos leales y una abuela inmortal. Me pone muy mal ver todo lo que tengo y saber que tarde o temprano se va a acabar. La vida de la gente a la que amo, las relaciones románticas y hasta las amistades. Todo se acaba y es lo sano, dicen. Y yo también lo digo a veces. Pero me duele mucho. Me duele tanto que me agarra una desesperación terrible de querer hacer algo para evitarme sentir el dolor.

Hoy estoy re bien, igual. Así que imaginate lo que voy a escribir cuando esté mal.

#1 Diario de una ruptura o de algo más

Por qué deberías odiar a Dalas Review (el escracho y el feminismo)

Hace algunos años, la ola del feminismo moderno empapó el occidente como reacción a la cantidad terrorífica de asesinatos de mujeres por parte de sus parejas, ex parejas u hombres obsesionados con ellas. Mujeres retenidas contra su voluntad, ya fuera por una dependencia económica como por un maltrato físico y/o psicológico, comenzaron a denunciar y a movilizarse. Se comenzó a hablar sobre perspectiva de género, femicidios, la comisaría de la mujer y el derecho al aborto, entre otras cosas. Las mujeres víctimas de hombres violentos comenzaron a animarse a hablar sobre lo que vivían y a realizar las denuncias correspondientes, porque sabían que iban a encontrar un apoyo emocional, físico y económico (político y social) que antes no lograban.

Abierta la comunicación sobre estos temas, también se dio pie a una conversación sobre algunos temas que las mujeres vivíamos diariamente pero que nos veíamos imposibilitadas de cambiar, o siquiera hablar públicamente. De repente, empezamos a compartir nuestras experiencias de acoso callejero (que muchas vivimos desde los 12 años, y algunas incluso antes), la enemistad entre mujeres por “competitividad” disminuyó, nos replanteábamos por qué suele ser la mujer siempre la que limpia y cocina en una casa, el rol de madre que jugábamos en nuestra relación romántica y el rol de padre que parecía que una esperaba de su pareja, por qué se condenaba tanto en la sociedad un hombre que llora, o que no le gusta el fútbol, o que le gustan cosas tradicionalmente asignada a mujeres, etc.

Pero el asunto también fue más lejos que la movilización colectiva por las mujeres maltratadas y la conversación sobre temas importantes para replantearnos algunos aspectos sobre nuestra cultura: también comenzaron los escraches. Bien es sabido que la justicia en algunos países de América Latina es lenta, inoperante y corrupta, por lo que aún hoy en día podemos ver casos de mujeres que aparecen asesinadas y luego se descubre que ya habían denunciado al asesino varias veces antes, y nunca se hizo nada para prevenir la muerte. La bronca, el sentimiento de vulnerabilidad y desprotección de la justicia, nos hizo querer tomar lo justicia con nuestras propias manos y comenzar con un escrache masivo. En Instagram, Facebook y Twitter, comenzaron a llenarse de testimonios de mujeres. Algunas atribuían fotos y videos del maltrato físico que su pareja les ocasionaba, e incluían una foto del hombre y su respectivo nombre; otras, solamente incluían la foto y el nombre del acusado, y su testimonio.

La resolución del feminismo fue simple: les creemos a todas porque “prefiero creerle a una víctima y que al final su testimonio haya sido mentira, que creerle a un violento y al final descubrir que efectivamente era un maltratador”. Poco pensamos en las consecuencias que un escracho equivocado podía tener. Poco nos pusimos a pensar que, en caso de que efectivamente al final el escracho sea mentira, entonces el acusado pasaría a ser una víctima del acoso virtual y físico, de la pérdida de su trabajo, de que sus propios amigos o familia lo dejaran solo, de las consecuencias mentales que esto le generaría. Poco pensamos que demostrar socialmente que no maltrataste a alguien iba a ser tan complicado: aún sin pruebas, aún si te mudaras de país, aún si estuvieras en una relación feliz con otra persona durante años, aún si no quisieras saber nada más de tu ex y le pidieras llegar a un acuerdo y nunca más volver a verse ni mencionarse, aun así, con el simple testimonio de una mujer, gran parte de la sociedad te condenaría como maltratador.

Deberías odiar a Dalas porque es lo más fácil, y al parecer vivimos en una sociedad donde siempre se apela a lo fácil y a lo socialmente aceptado. Deberías odiar a Dalas, porque no hacerlo supondría hacer una crítica a las formas del feminismo y una autocrítica a tus formas de actuar y pensar. Deberías odiar a Dalas porque reconocerlo inocente supondría pelearte con gente cercana que lo condena, ir en contra del pensamiento popular y aguantar que te traten a vos también de cómplice y machista. Deberías odiar a Dalas porque normalmente no lo vas a ver llorando, ni vulnerable, ni pidiendo ayuda desesperada, ni tirado en el suelo, ni recibiendo callado los golpes; por el contrario, lo vas a ver enojado, defendiéndose, criticando y respondiendo. Y ya sabemos cómo cuesta ver como víctima a una persona que se defiende.

Una de las personas que más quiero en el mundo y que se abandera feminista a toda cosa, cuando una vez compartió un acoso virtual a una famosa y yo se lo recriminé, me respondió: “Bueno, ni que estuviera llorando en el piso. Seguramente está haciendo su vida, no le importa lo que le decimos y sigue haciendo guita igual. No es para tanto”. Reflexionar sobre que si lo que estás haciendo está mal solamente cuando una persona ya está en el piso llorando es bajo. Es la lógica de un acosador que se da cuenta de lo que hizo demasiado tarde. Pensar que solamente porque una persona es pública se le puede decir y acusar de cualquier cosa, con la excusa de que no le va a afectar, sacándole las cualidades de un ser humano simplemente por ser famoso, es cruel y estúpido. Deberías odiar a Dalas porque aceptar que actuaste mal, que fuiste cruel y que acosaste a alguien, es difícil. Nadie quiere reconocer su maldad, ni mucho menos su estupidez.

 Por el contrario, si te interesa crecer como persona entones no deberías odias a Dalas Review. O, al menos, no deberías odiarlo por escraches públicos sin antes haber ido a las fuentes originales y escuchado su versión de la historia. Podrá no gustarte, no interesarte su contenido ni su persona, no coincidir en todo o en nada con él, pero definitivamente no deberías odiarlo basándote en la opinión pública, en tus suposiciones por clips cortados, en la ignorancia total sobre el caso, en la escucha de solamente una parte. Si te interesa ser una persona valiente, empática, autocrítica, analítica e imparcial, entonces quizás deberías probar no odiándolo, escuchando su caso y sopesar la posibilidad de que, quizás, nos equivocamos con él. Y quién sabe con cuántos más.

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Me siento intelectualmente sola

Quizás mi problema viene de lo privilegiada que fui con las buenas amistades que tuve en mi vida. Podrán decir de mí que siempre fui tímida y reservada, pero siempre tuve las amistades más intensas y reales que vi. Nunca consideré la amistad como "gente con la que pasas el rato", ni tampoco tuve nunca amistades traicioneras, ni aprovechadoras, ni malintencionadas. Afortunadamente, mis amigos fueron y son pocos pero siempre tuvimos una afinidad tan genuina que estar juntos significaba estar completamente cómodos, libre y entendidos. Con quienes alguna vez perdí esa comodidad, dejamos nuestra amistad hasta recobrar lo que teníamos o sencillamente terminó la relación.

Sin embargo, los años pasan y comenzamos a desarrollarnos en soledad. Cada uno empieza a tener complejos, miedos, ideas y objetivos diferentes, por lo cual también utilizamos medios y modos diferentes para lidiar con ellos. No todos queremos abordar siempre los mismos temas al mismo tiempo, así como tampoco tenemos las mismas reflexiones y el crecimiento personal en simultaneo. Dependiendo también de tus objetivos, vas orientando tus pensamientos hacia cierto punto, y a veces, en orden de llegar a ese punto nos despojamos de pensamientos que nos lo impidan. Lo que quiero decir es que la gente normalmente evita pensamientos o ideas que puedan serles demasiado controversiales y que puedan cambiarles las formas de ser y actuar en la vida. Especialmente cuando se tratan de ideas que no van con lo que piensa la mayoría. Todos queremos aprobación, que nos acepten y nos aplaudan, luchar juntos por la misma causa y criticar los mismos puntos. Desde luego, para mí también suele ser reconfortante ver a mi gente cercana opinando igual que yo, sin embargo poco a poco nos fuimos alejando de las mismas ideas.

Una posible comparación de me siento desde algunos meses es el formato de Twitter en el que dicen "unpopular opinion". Siento que me alejé mucho del pensamiento popular, reflexiones e ideas que yo mantenía y defendía hasta poco más de un año ya. Probablemente a causa de la cuarentena, me sobró tiempo en solitario para observar, recordar y reflexionar sobre diversos asuntos, así como también para comenzar un crecimiento emocional personal tan rápido y efectivo como nunca había tenido. Creí que iba a tratarse de algo positivo, y en gran parte siento que lo es, pero al mismo tiempo nunca me sentí tan intelectualmente sola. Y, quizás por cómo acostumbramos a usar la palabra 'intelectual' en la jerga porteña me veo presionada a aclarar que no intento decir que me siento más inteligente que nadie, simplemente que siento que la gente a la que amo y me ama no comparte mis ideas ni yo la de ellos. Eso me hace sentir emocional e intelectualmente sola. 

Asimismo, siento que destrabé ciertas habilidades que ya no puedo olvidar pero que perjudican un poco mi día a día. Por ejemplo, la fácil asociación de actitudes pasivo-agresivas o verbalmente agresivas con el pésimo autoestima de quien las hace y descarga su frustración en el otro. Muchas veces consideramos que la gente pasivo-agresiva no es dañina, sino que algo de nosotros les desagrada e intentan decirlo de la manera menos conflictiva posible. Pero creo que esa conclusión es equivocada. La forma menos conflictiva de decir algo es decirlo directa y claramente, con amabilidad y respeto, buscando un entendimiento mutuo. La gente pasivo-agresiva es sencillamente agresiva pero con miedo a las represalias, y es correcto demostrarles que SÍ hay represalias de tu parte cuando son agresivos con vos: en primer lugar, explicitando que estás en contra de ese comentario o que ese comentario fue agresivo, y en caso de una negativa simplemente tomar espacio, y dejar de hablarles temporal o permanentemente. Lamentablemente descubrí que algunas personas que quiero mucho en mi vida son así...

Otra habilidad que desarrollé es identificar actitudes inmaduras. Los caprichos, las actitudes egoístas, la pésima capacidad de comunicación ante situaciones difíciles, el actuar dejándose llevar por los impulsos, entre otras actitudes que menciono en la entrada anterior. Parecen todas actitudes fáciles de identificar porque las asociamos a las de los niños, que son extremadamente explícitas, sin embargo muchos adultos jóvenes y medios, e incluso adultos mayores, siguen manteniendo estas actitudes pero pulidas. De hecho, todas las personas que conozco las tiene, incluyéndome. Es por eso que solemos tener malas relaciones: porque ambas partes se comportan de forma inmadura, y al mismo tiempo ambos se creen que están siendo maduros y el inmaduro es simplemente el otro. La única salida del ciclo de la inmadurez es ser conscientes de nuestras acciones y ser autocríticos, dos habilidades que normalmente nadie tiene porque son difíciles y dolorosas, y porque nos gusta mantenernos en las ideas a las que estamos acostumbrados. 

Por supuesto, comprendo que no todos avanzamos en simultáneo. Quizás yo avancé en muchos temas y la gente a la que quiero pronto los avanzará, pero también puede que nunca lo hagan. También podría ser que haya temas en los que ellos avanzaron y yo no, y puede que nunca lo haga. Ese crecimiento dispar nos aleja en valores, actitudes, formas de vida, en las ideas que defendemos y las reflexiones que hacemos. Básicamente, nos aleja en las cosas más vitales de una relación de cualquier tipo

Lo cierto es que lo tomo con calma activa y con la mayor posible paciencia, pero en la intimidad de mis pensamientos me siento profunda, desconsolada e irremediablemente sola. Me pregunto si quizás deba relacionarme con nueva gente, pero la mayor parte de la gente es inmadura, agresiva y/o complaciente, o sencillamente imbécil en los aspectos que a mí me interesan porque se concentran en otros que a mí me resultan superficiales e insignificantes. 

En Midnight Gospel hay un capitulo que habla sobre la soledad. Dice que si no tenés un lugar, quizás deberías empezar un nuevo lugar porque si vos estás solo, sabés que otros también lo están. Supongo que ese es el propósito con el que algunos streamers de twitch y algunos youtubers empiezan: un espacio que creas para sentirte acompañado y hacer sentir a los demás lo mismo. También debe ser el propósito de mucha gente de escribir una novela, filmar una historia, crear una canción o hasta sencillamente publicar un post. Puede que también haya sido mi propósito para la creación de este blog a mis 15 años, y puede que lo siga siendo ahora a mis 22 años. Quizás solo quería contar cosas para no sentirme más sola, y quizás hacer sentir a alguien más acompañado durante al menos lo que duren mis textos.


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Deberías aprender a ser adulto o resignarte a tener una vida miserable

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        El asunto es el siguiente: cuando uno es chico y tiene una familia más o menos decente, generalmente concibe a los adultos como personas superiores. Suponemos que saben qué decir, cómo cuidarnos y qué es lo mejor en cada caso. Pareciera que ya tienen la vida descifrada, por lo que uno supone que debería escucharlos y seguirlos como si se tratasen de gurúes o chamanes. Así creo que es incluso para los niños que se revelan en contra de ellos, ya que muchas veces identifican que lo que hicieron o hacen está mal (porque va en contra de la voluntad de los adultos), pero que "no les importa". Y luego vemos cómo, la mayor parte de las veces, realmente sí les importa y precisamente se comportan así para llamar y obtener la atención de los adultos.  

        Después, crecemos y la perspectiva comienza a cambiar. Simplemente observando los pifies de los adultos a nuestro alrededor uno, comienza a entender que el hacerse adulto es algo inevitable por el paso del tiempo en vez de un estado de sobriedad y sabiduría. También notamos en nosotros mismos lo poco que nos sentimos preparados para ser adultos, y sin embargo no tenemos opción. Así, puede que comencemos a exculpar a los adultos de nuestras vidas: "hicieron lo mejor que pudieron", "a pesar de que son malas formas, esas formas funcionaron", "quizás al final ellos tenían razón". Y entonces comenzamos a creer que ser adulto simplemente significa aprender de tus errores para no volver a cometerlos, no mostrarse vulnerable frente a nadie ya que solamente se puede confiar en uno mismo, trabajar para tener más plata y aprender las tareas administrativas necesarias para sobrevivir en el sistema

        Sin embargo, de esta forma no logramos crecer como seres humanos sino más bien aprender a sobrevivir, ya que nunca se trabaja en el desarrollo emocional, social e intelectual, más allá de lo útil para aspectos económicos o de supervivencia básica. Así lo vemos, por ejemplo, en muchas personas que aparentan madurez por estar económicamente independizadas, y sin embargo no saben contener sus impulsos, creyendo que son parte de su personalidad y que la gente los tiene que querer así como son, en vez de esforzarse en mejorar como seres humanos; culpan a todo el mundo por lo que les pasa, ya sea a parejas, amigos, familia, gobierno y hasta a toda la sociedad; odian a grupos enteros de personas porque no han reflexionado nunca sobre ningún tema, por lo que es más fácil simplemente echar culpas y decir que absolutamente todo el mundo es malo excepto ellos; creen que hacerse respetar es tratar mal a todos para que les tengan miedo; celebran la venganza y la confunden con la justicia; piensan las relaciones en términos de ganancias contables y, para sufrir menos, creen que todo el mundo es reemplazable; etc.

        Sin embargo, creo que así como es de gran importancia trabajar para lograr tener un bienestar económico, también es igualmente importante trabajar para lograr tener un bienestar emocional. Y no mediante fórmulas de evasión, defensa y aislamiento (que solo logran proyectar un fingido bienestar para luego convertirte en un ser miserable), sino aprendiendo a afrontar situaciones, tristezas, soledades, contextos, enojos, traumas y dolores, abriéndote y exponiéndote a estos para así lograr trabajarlos desde la honestidad y la sanación real. Aprender a entenderse a uno mismo no solamente desde el yo, sino desde la perspectiva de que todos somos seres humanos intentando sobrevivir física, económica y emocionalmente.


        Algunos aspectos de madurez para mí son: 

  • Desarrollar tu inteligencia emocional para tener relaciones reales y sanas (tanto efímeras como duraderas, y tanto personales como profesionales).
  • Entender que la mejor solución en muchas ocasiones no es intentar convencer a los demás de cambiar para ser mejores personas, sino simplemente alejarse. A veces, perder a alguien valioso es la única forma de que el otro entienda que actuó mal y que no debe volver a cometer los mismos errores con otras personas. 
  • Comprender el verdadero valor del dinero y reflexionar sobre qué cosas realmente uno desea y qué otras son productos del consumismo salvaje en el que vivimos. 
  • Aprender cómo reaccionar frente a las injusticias que nos ocurren a nosotros, a la gente que queremos y a la comunidad misma. 
  • Aprender cómo reaccionar de la mejor forma posible ante diversos patrones de situaciones y personas, de forma justa para todos
  • Cómo transitar la vida de forma que puedas mantenerte fiel a tus valores y tu ética, a pesar de los imprevistos y obstáculos.
  • Comenzar a tener una perspectiva más madura sobre tu futuro, sin perder la noción del presente ni negando el pasado. 
  • Pero, por sobre todas las cosas, considero de gran importancia comprender nociones del mundo más allá de tu ego, entendiendo que lo importante es la verdad y el bienestar, y no tu satisfacción personal de "haber tenido razón" o "haber ganado". Este último aprendizaje es el que dará pie a que realmente puedas seguir aprendiendo en todos los aspectos durante el resto de tu vida y a que no te estanques en tu realidad imaginaria.  

        Sin embargo, pareciera que mucha gente no fue, o no es, es capaz de entender qué significa ser adulto. Considero que mucha gente se quedó con la idea de que crecer es solamente una circunstancia, y lo único que se aprende con el tiempo es de nuestros errores, generalmente económicos y románticos, pero no para replantearse toda la situación, sino para aplicarlos de forma en que la próxima vez no tengan que salir lastimados o "perdedores", sin importar los medios. Y es que ese es, para mí, la mejor señal de que alguien no maduró: no aprendieron cómo afrontar la tristeza, sino a evitarla a todo costo y a evadirla una vez que la sientas. Sus soluciones son la evasión, la negación, la distracción, el reemplazo. Dejan que las malas experiencias los conviertan de un ser hostil.

        De repente, sentir, exponerse, experimentar, ser realmente honesto y ser vulnerable, ya no es una opción real porque consideran que ser adulto es aprender que en la vida hay que estar siempre al ataque o en defensa, y que hay que buscar la forma de ser uno el que siempre gana (es decir: no sufre). Básicamente, la idea de algunos es construirse un personaje aparentemente indestructible e intentar ganar el juego. Por esto generalmente estos adultos son los que siempre van a jugar el rol en tu vida de criticarte absolutamente todo lo que hagas y no concuerde con el personaje que ellos se armaron. Tu personalidad está mal, al igual que tu carrera, tu trabajo, tu pareja, tus amigos, tus metas, tus ilusiones, tus enojos, tus tristezas, tus alegrías, la forma en que hablas y te expresas, en que te vestís y hasta la forma en que te ves físicamente. Porque piensan que, desde su perspectiva, no estás apto para ganar el juego. Por supuesto, la idea no es no aconsejar, sino más bien aprender la mejor forma de aconsejar, teniendo también en cuenta que algunas lecciones se aprenden solamente al vivirlas, por lo que no podemos esperar que alguien haga exactamente todo lo que queremos. Y no solamente porque deben vivirlas para entenderlas, sino también porque quizás al final lo que funciona para nosotros no funcione para ellos. O incluso, quizás, encuentren una mejor forma de la cual nosotros, como adultos, podamos aprender y aplicarla también.

        En definitiva, la solución que proponen es buscar estar feliz para superar y evitar la tristeza. Y de eso no se trata. La única forma de, quizás, llegar a sanar la tristeza que te provoca una situación es transitándola. Permitirte estar triste y no buscar desesperadamente una forma de estar bien, porque justamente de eso se trata que algo malo te pase: que vas a estar triste y, si no lo estás porque lo evitas, te va a repercutir en tu día a día de forma en que las cosas que te distraen al final no te van a hacer realmente feliz ni te van a dar paz con vos mismo. Se trata del ejercicio de la voluntad de bancarte estar triste sin poder hacer nada al respecto y teniendo que ser tu propio amigo que te da palmadas en la espalda hasta que se te pase. Luego, llega la aceptación de lo ocurrió y simplemente seguís viviendo otras experiencias. Muchas veces sucede que volvés a vivir cosas buenas y, sin embargo, volvés a caer en bajones y crees que no estás avanzando. Por supuesto que estás avanzando: de eso se trata, a pesar de estar mal vas a seguir construyendo y experimentando cosas buenas, pero eso no niega el hecho de que estés mal.  

        Sé que los adultos que participaron en mi formación hicieron lo mejor que pudieron. Por eso, porque lo mejor que pudieron fue muchísimo y con mucho amor, lo valoro y agradezco todos los días. Pero tampoco es como si el amor y el agradecimiento me provocaran ceguera. Hay muchas cosas que observo de todos y cada uno de ellos que me dan bronca y me cansan mucho. Me cansa no tener adultos en mi vida en los que yo pueda confiar absolutamente en todos los aspectos. Quizás soy muy idealista y nadie tenga adultos en su vida así, pero yo siempre pienso que me gustaría ser esa clase de adulto para el niño que me toque criar o con el que me toque formar parte de su vida. Una persona honesta, sensible, abierta, comunicativa, tranquila, no agresiva y que sabe escuchar. Humana. 

¿Cómo ser feliz en enero del 2021?

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Introducción

        Si algo nos ha demostrado la pandemia es que en el transcurso de un año las cosas pueden cambiar drásticamente, y no solo a nivel individual, sino también a nivel cultural. Bueno, también nos ha demostrado la incapacidad del ser humano moderno de pensar las consecuencias de sus actos y de priorizar una perspectiva colectiva sobre la individual; ha expuesto la tragedia que sugiere el estar solo y el tener que lidiar con tus pensamientos; nos ha hecho terminar de comprobar el pésimo trabajo que hacen algunos medios de comunicación, lo precario del sistema de salud de algunos países, la incompetencia de ciertos gobiernos, lo frágil que es la salud mental colectiva, etc. Sin embargo, esta entrada ha sido pensada sobre la base de lo rápido que pueden cambiar nuestras ideas en el transcurso de apenas un año. 

        Creo que el paso del tiempo, junto con el avance tecnológico desenfrenado con el que convivimos y la constante interacción con el otro, agiliza la transformación de nuestras ideas. De acuerdo con esto, me pareció interesante comenzar este año retratando lo que siento que es la felicidad hoy, pasa así compararla con la idea de felicidad que tendré a fines de este año o a principios del que viene.

        Dado que se trata de mi blog y de mi perspectiva, estableceré lo que es la felicidad para mí, sin embargo creo que todas nuestras ideas están atravesadas por la tecnología y el intercambio social, lo que hace que la definición que daré a continuación probablemente sea muy similar a la de la mayor parte de la población actual que comparta contextos personales, sociales y económicos similares al mío.



El camino a la felicidad

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        'Happiness is only real when shared', estableció Sean Pean como mensaje final de la película que atestiguaría el viaje y los últimos momentos de vida del excursionista Christopher McCandless. Si bien el carácter absolutista de la frase es cuestionable, como en cualquier generalización, sin duda una de las ideas más arraigadas actualmente es la consciencia de que la felicidad duradera se construye con los otros. 
        Antes de esto, también hemos comprendido que el aprender a estar solos es un proceso también del todo importante y crucial, ya que es a partir de los momentos de soledad que luego podemos elegir correctamente a las personas con las cuales sí vale compartir nuestras alegrías.

Minimalismo

        Si bien la forma de vida que plantea el minimalismo es una idea que hoy en día se suele compartir, creo que el aplicarlo correctamente a nuestras vidas aún es una dificultad o directamente una imposibilidad. En los tiempos económicos actuales nos abruman las ideas de que siempre nos falta plata, de que siempre nos falta comprarnos algo para ser más felices y de que necesitamos más de lo que nos podemos permitir. Por esto, la idea de regalar o tirar cosas nos parece un privilegio que realmente no tenemos. 
        Justamente por el hecho de superar el miedo y romper el círculos de consumismo salvaje, considero que el minimalismo (la detección de las cosas que realmente necesitas y/o te hacen feliz, y el deshacerse del resto) es el camino hacia la disminución de los niveles de ansiedad y frustración, y hacia el desarme del sentimiento de falta e insuficiencia para poder apreciar y sacarle provecho a lo que realmente uno utiliza y disfruta. 

Dejar de procrastinar

        'Procrastinar' debe ser de las palabras más utilizadas por la juventud estudiantil y/o laburante de estos tiempos. La concepción de que no somos grandiosos y felices principalmente porque procrastinamos siempre, es algo que tenemos asumido. Y honestamente, considero que en parte es verdad. El hecho de dejar asuntos y tareas pendientes logra crearnos estrés en los demás ámbitos de nuestras vidas. 
        Además, en estos años se ha tenido, y aún se tiene, la idea de que lo más valioso que tenemos es nuestro tiempo. Esta idea logra frustrarnos ya que la mayor parte de nuestro tiempo sentimos que lo "malgastamos" consumiendo redes sociales, películas y series. Si bien creo que esta idea es debatible, coincido en que debemos proponernos hacer nuestros pendientes lo antes posible para no vivir con cargas añadidas a las que ya conlleva el simple hecho de vivir, para así disfrutar de nuestras rutinas en vez de tomar las vacaciones como único momento de felicidad.

Salud mental

        A pesar de que aún la sociedad suele mirar con ojos extraños la atención psiquiátrica, hoy en día los prejuicios hacia la atención psicológica han disminuido muchísimo, lo cual impulsó a mucha gente a hacerse atender. Pero entonces nos podríamos preguntar: ¿por qué pareciera que lo único que logramos con el paso del tiempo es que aumenten los casos de depresión y ansiedad? 
        Ahora mismo, considero que la salud mental debe ser nuestra prioridad si realmente queremos experimentar felicidad a largo plazo. Ni el aprovechamiento absoluto del tiempo, ni la buena compañía, ni el despojo de lo material podrán hacer magia si no estamos bien mentalmente. Las horas son siempre desperdiciadas, la compañía es siempre mal elegida o subestimada y lo material va a servir como parche de ilusoria felicidad. Desde la atención psicológica profesional, hasta métodos alternativos que puedan llevarse a cabo individualmente (la meditación, por ejemplo), considero esencial utilizar todos los recursos posibles, transitar toda la soledad necesaria e invertir todo el tiempo que deba ser invertido, en atender nuestra salud mental para tener una vida estable y equilibrada.