hey...

hey...

Letra de: Joaquín Sabina y Cia Concierto En Directo Coliseum (2001)




MEDIAS NEGRAS (1:00)
ROSA DE LIMA (6:53)
LA MAGDALENA (10:45)
Y SIN EMBARGO TE QUIERO (15:55)
NOS SOBRAN LOS MOTIVOS (24:28)
19 DÍAS Y 500 NOCHES (30:02)
CONDUCTORES SUICIDAS (35:54)
RUIDO (41:09)
NOCHE DE BODA/ Y NOS DIERON LAS DIEZ (45:57)


Click acá para ver letras de otras canciones.

Letra de "Medias negras" de Joaquín Sabina (1:00)

En Línares, Baeza,
toreaba con el bolso a los tranvías,
llevaba medias negras,
estaba como un tren de cercanías.

Me dijo: "¿tienes fuego?,
tranqui, que me lo monto de legal,
salí ayer del talego,
qué guai si me invitaras a cenar".

Me echó un cable la lluvia,
yo andaba con paraguas y ella no
-"¿a dónde vamos rubia?"
-"a donde tú me lleves"-contestó.

Así que fuimos hasta
mi casa -"que es el polo"- le advertí.
-"con un colchón nos basta,
de estufa, corazón, te tengo a ti".

Recalenté una sopa
con vino tinto, pan y salchichón;
a la segunda copa,
-"¿qué hacemos con la ropa?"- preguntó.

Y yo que nunca tuve
más religión que un cuerpo de mujer,
del cuello de una nube
aquella madrugada me colgué (¡ay! cómo gocé).

Estaba solo cuando
al día siguiente el sol me desveló,
me desperté abrazando
el juego de su ausencia en mi colchón.

Lo malo no es que huyera
con mi cartera y mi Gibson Les Paul,
peor es que se fuera
robándome además el corazón.

De noche piel de hada,
a plena luz del día Cruella de Vil,
maldita madrugada,
y yo que me creía Steve McQueen.

Si en algún paso cebra
la encuentras, dile que le he escrito un blues;
llevaba medias negras,
bufanda a cuadros, minifalda azul.

(La vi en un paso cebra)
Llevaba medias negras, la conocí en la estación.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
En el andén de los besos perdidos, toreando al tren expreso del olvido.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Cómo pudo sucederme a mí, esa mujer me robó en este avión.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Para seguirle la pista, soborno a los maquinistas.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Con el fogonero, con el revisor pierdo los sábados al dominó.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Puedes volver a robar, pero tendrás que besarme
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
De Linares Baeza, Alcazar de San Juan, aves que vuelan, talgos que se van.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
El Transiberiano y el Orient Express son mis compadres de Chemin de Fer 
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Lo malo de los artistas es cuando son masoquistas.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Yo soy un hombre sincero, sincero y sin infinito, y antes
de morirme quiero vivir la vida un poquito.
(Y antes de morirme quiero vivir la vida un poquito)
Llevaba medias negras, la conocí en la estación.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Llevaba medias negras, la conocí en la estación.
(Llevaba medias negras, la conocí en la estación)
Y si la ves en Linares Baeza, dile que la he escrito este son.


Letra de "Rosa de lima" de Sabina (6:53)

Jimena tuvo un sueño el martes que viene,
rodando por peldaños de caracol,
aterrizó en un laberinto de andenes
diciendo adiós a los trenes
que pierdo yo.

Jimena tiene un Master en desengaños,

Jimena es una mina antipersonal,
se acuerda de quererme cada dos años
mientras yo me las apaño
para olvidar.

Jimena no traiciona por treinta lucas
y en vez de silicona bajo el jersey,
cuida un jardín con dos terrones de azúcar
y un vis a vis de chabuca
con J.J.Cale.

Rosa de Lima, prima lejana,
lengua de gato, bicarbonato de porcelana,
dolor de muelas, pan de centeno,
hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos.
Ropa de abrigo, ven, ven, vente conmigo.

Jimena no deshoja las margaritas
por mucho que le digan todas que sí,
cuando se le atragantan mis nochecitas
le canta las mañanitas
el rey David.

Los dioses que me quitan los pies del suelo
planchan su camisita y su canesú,
su nikon, su abanico de terciopelo,
su bolsa de caramelos,
y su rhythm and blues.

Horizontal seis letras nombre de dama
maldito crucigrama, maldito Bryce,
se mueren los botones de mis pijamas
desde que nadie me llama
supay, supay.

Rosa de Lima, prima lejana,
lengua de gato, bicarbonato de porcelana,
dolor de muelas, pan de centeno
hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos.
Ropa de abrigo, ven, ven, ven, vente conmigo.
Grano de trigo, ven, vente conmigo,
de tu posti guay a mi postigo. 
Ven, ven, ven, ven, vente conmigo,
doña Jimena, con... con don Rodrigo. 



Letra de "La Magdalena" de Joaquín Sabina (10:45)

Si a media noche por la carretera
que te conté,
detrás de una gasolinera
donde llené,
te hacen un guiño esas bombillas
azules, rojas y amarillas,
pórtate bien
y frena.

Y, si la Magdalena
pide un trago,
tú la invitas a cien
que yo los pago.

Acércate a su puerta y llama
si te mueres de sed,
si ya no juegas a las damas
ni con tu mujer.

Sólo te pido que me escribas
contándome si sigue viva
la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.

Dueña de un corazón,
tan cinco estrellas,
que hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró
la Magdalena.

Si estás más solo que la luna,
déjate convencer
brindando a mi salud con una
que yo me sé.

Y, cuando suban las bebidas,
el doble de lo que te pida
dale por sus favores,
que en casa de María de Magdala
las malas compañías son las mejores.

Si llevas grasa en la guantera
y un alma que perder,
aparca junto a sus caderas
de leche y miel.
Entre dos curvas redentoras
la más prohibida de las frutas
te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras.

Con ese corazón,
tan cinco estrellas,
que hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró
la Magdalena.


Letra de "Y sin embargo te quiero" (15:55)

Me lo dijeron mil veces,
pero nunca quise
poner atención.

Cuando llegaron los llantos
ya estabas muy
dentro de mi corazón.


Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía,
lo más que te preguntaba
era que si me querías.

Y, bajo tus besos,
en la madruga',
sin que tú notaras
la cruz de mi angustia
solía cantar.

Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la mare mía.


Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.

Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero,

no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.

De sobra sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera.
Y sin embargo un rato cada día,
ya ves, te engañaría con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Mitad arrepentido y encantado
de haberme conocido lo confieso,
tú que tanto has besado,
tú que me has enseñado.
Sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los labios que no has dado,
los besos del pecado.

Porque una casa sin ti es una embajada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando,
y sin embargo cuando duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amarguras
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo, y sin embargo
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champan francés
y cena con velitas para dos
siempre es con otra, amor, nunca contigo.
Bien sufres lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y me envenenan los besos que voy dando,
y sin embargo cuando duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amarguras
que empaña sin mancharla tu hermosura.
Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina,
y bailes sin orquesta,
y ramos de rosas con espinas.
Pero dos no es igual que uno más uno,
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría,
y al cielo de tu boca el purgatorio,
y al dormitorio el pan de cada día.
(x2)

Y me envenenan los besos que voy dando.


Letra de "Nos sobran los motivos" de Sabina (24:28)

Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó,
este helado de fresa de la venganza,
esta empresa de mudanza
con los muebles del amor.

Esta campana muda en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas, este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.

Este cambio de acera de tus caderas,
estas ganas de nada menos de ti,
este arrabal sin grillos en primavera,
ni espaldas con cremalleras,
ni anillos de presumir.

Esta casita de muñecas de alterne,
este racimo de pétalos de sal,
este huracán sin ojos que lo gobierne,
este jueves, este viernes
y el miércoles que vendrá.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón,
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo.

¡Para decir “con Dios” a los dos
nos sobran los motivos!

Este nido de pájaro disecado,
este perro andaluz sin domesticar,
este trono de príncipe destronado,
esta espina de pescado,
esta ruina de Don Juan.

Esta lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de Barba Azúl,
qué poco rato dura la vida eterna
por el túnel de tus piernas
entre Córdoba y Maipú.

Esta guitarra, cínica y desnutrida,
con su terco knock knocking on heaven´s door,
estos labios que saben a despedida,
a vinagre en las heridas,
a pañuelo de estación.

Este ladrón aparcado en tu duda,
la rueca de Penélope en Luna Park,
estos ojos que saben que te desnudan,
esta caracola viuda
sin la pianola del mar.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón,
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo.
(x2)

¡Para decir “con Dios” a los dos
nos sobran los motivos!



Letra de "19 días y 500 noches" (30:02)

Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un whisky on the rocks,
en vez de fingir
o estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.

De pronto me vi,
como un perro de nadie
ladrar a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.

Tenían razón
mis amantes
en eso de que, antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez
yo quería quererla querer
y ella no.

Así que se fue,
me dejó el corazón
en los huesos
y yo de rodillas.
Desde el taxi,
y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos,
uno por mejilla.

Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina,
y, por esas ventas
del fino La Ina,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
con la cocaína.

Volviéndome loco,
derrochando
la bolsa y la vida
la fui, poco a poco,
dando por perdida.

Y eso que yo
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche.

Tanto la quería,
que tardé en aprender
a olvidarla diecinueve días
y quinientas noches.

Dijo hola y adiós,
y el portazo sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se burlaba a través del destino
cupido de mi.

No pido perdón,
¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa,
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.

Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato,
y fui tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que ayer el portero,
me echó del casino
de Torrelodones.

Qué pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento
en el mismo momento
que usted me lo mande.

Y eso que yo
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va en romería
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que tardé en aprender
a olvidarla 

diecinueve días (x3)

y quinientas noches.


Letra de "Conductores suicidas" de Joaquín Sabina (35:54)

No voy a negarte que has marcado estilo,
que has patentado un modo de andar
sin despeinarte por el agudísimo filo
de la navaja de esta espídica ciudad.

Sabías hacer turismo al borde del abismo
pero creo que, de un tiempo a esta parte,
te has deslizado al lado marrón,
tú, que eras un maestro en el difícil arte
de no mojarte bajo un chaparrón.

Buscando en la basura un gramo de locura,
dime que es falso que ya nunca escribes
que has empeñado el reloj de Raquel,
que tu corazón no halla quien lo motive,
que has perdido siete kilos en un mes.

¿Como te has dejado
llevar a un callejón sin salida, tú,
el mejor dotado
de los conductores suicidas?
(x2)

No es asunto tuyo, me dirás, y punto,
pero reconoce que es crudo aceptar
que no hay ser humano que le eche una mano
a quien no se quiere dejar ayudar.

Y búscate la vida en dirección prohibida,
pero no impedirás que levante mi vaso
a tu mala salud y te invite a brindar.
Muerta la amistad sabe igual que el fracaso
y a los dos nos gusta el verbo fracasar,

Así que tu ni caso, por no agobiarte paso
de hacerte la cuenta de las papelinas,
de que no te fíe ni Rafa el del pub,
de que vendas chapas en ciertas esquinas,
de que te conozcan en cada hospital.

¿Como te has dejado
llevar a un callejón sin salida, tú,
el mejor dotado
de los conductores suicidas?
(x8)


Letra de "Ruido" de Sabina (41:09)

Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo
como dos desconocidos.

Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
ella quiso barcos y él no supo qué pescar.
Y al final números rojos
en la cuenta del olvido,
y hubo tanto ruido
que al final llegó un final.

Mucho, mucho ruido,
ruido de ventanas,
nidos de manzanas
que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido,
tanto ruido y al final
por fin el fin.
Tanto ruido y al final…

Hubo un accidente, se perdieron las postales,
quiso Carnavales y encontró fatalidad.
Porque todos los finales
son el mismo repetido
y con tanto ruido
no se oyó el ruido del mar.

Descubrieron que los besos no sabían a nada,
hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.
Se pisaron las pisadas,
se apagaron los caminos,
y con tanto ruido
no escucharon el final.

Mucho, mucho ruido,
ruido de tijeras,
ruido de escaleras
que se acaban por bajar.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido.
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final
la soledad.

Y hubo ruido de abogados,
ruido compartido,
ruido envenenado,
demasiado ruido.

Ruido platos rotos,
ruido años perdidos,
ruido viejas fotos,
ruido empedernido.

Ruido de cristales,
y hubo ruido de gemidos,
ruidos animales,
contagioso ruido.

Mucho ruido mentiroso, ruido, 
ruido entrometido,
ruido escandaloso,
silencioso ruido.

Ruido acomplejado,
ruido introvertido,
ruido del pasado,
descastado ruido.

Ruido de conjuros,
y hubo mucho ruido malnacido,
ruido tan oscuro
puro y duro ruido.

Ruido qué me has hecho,
ruido yo no he sido,
ruido insatisfecho,
ruido a qué has venido.

Ruido como sables,
ruido enloquecido,
ruido intolerable,
ruido incomprendido.

Ruido de frenazos,
ruido sin sentido,
ruido de arañazos,
ruido, ruido, ruido.



Letra de "Noche de boda/ Y nos dieron las diez" (45:57)

Que el maquillaje no altere tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,

que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
(y que dejen de matar de una puta vez)

Que el fin del mundo te pille bailando,

que el escenario te tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo ni cuándo
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda

que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
(Que todas las noches sean noches de boda
que todas las lunas sean lunas de miel)

Que las verdades no tengan complejos,

que las mentiras parezcan mentiras,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que se divorcie de ti el desamparo

que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,

que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda

que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
(Que todas las noches sean noches de boda
que todas las lunas sean lunas de miel)

Nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos.
El verano acabó,
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final del concierto me puse a buscar
tu cara entre la gente.

Y no hallé quién de ti me dijera ni media palabra,
parecía como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás de la barra del otro verano,
y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del banco Hispano-Americano.

Tu memoria vengué a pedradas contra los cristales.
Sé que no lo soñé,
protestaba mientras me esposaban los municipales.
En mi declaración alegué que llevaba tres copas,
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa...

Y nos dieron las diez y las once,
las doce y la una, y las dos y las tres,
y desnudos al anochecer nos encontró la luna.
(x2)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ojito lo que pones